Los futbolistas somos artistas y, por tanto, somos los únicos que tenemos más poder que sus jefes.
Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira

Su padre, Raimundo, marcó una gran influencia para él, dentro de sus estudios y el fútbol. Con origen bondadoso y rodeado de familiares, ese fue el ambiente con que creció el demócrata de Brasil, Sócrates. La filosofía no la tranzaba y su ética de vida la llevaba como identidad; la democracia era su deseo.
El golpe de Estado del 31 de marzo de 1964 ocurrido en Brasil, fue un impacto que culminó el 15 de marzo de 1985. Fecha icónica: «Día 15 vote«, relucía el plantel de Corinthians en sus tricotas, previo al día de votaciones.
Según una estadística demostrada en la conferencia de Ernest Lluch de Economía y Fútbol, la presencia de los futbolistas en las redes sociales potencian su valor en el mercado de pases. Para El Doctor, su valor lo demostraba en el ámbito social: «el de ayudar a los demás«. Anticuado con el fútbol moderno.
Para Wladimir, jugador de Corinthians en la época de ’72-’85, el objetivo de los integrantes del O Timao era «elevar la conciencia política, mostrar a la gente lo importante que era que interviniesen en el proceso político. A través del voto» (ESPN).
Democracia Corinthiana
Un movimiento interno pero con significado. Aquellos futbolistas fueron líderes de un proceso en contra del gobierno militar liderado por Humberto Alencar Castelo Branco.
El foco era concientizar sobre la libertad de expresión política en los clubes de fútbol, regulaciones sobre contratación de jugadores, salarios, derechos de trabajo. En lo deportivo también tuvo réditos para constatar: dos campeonatos paulistas (1982-1983).
La final del torneo brasileño de 1983 es recordada por la aclamada pancarta que relucieron aquellos deportistas rebeldes: ‘Ganhar ou perder, mas sempre com democracia’.
Dentro del club, las medidas impulsadas por el mismo Sócrates, impartían un funcionamiento de modelo de autogestión que organizaba celebraciones de asambleas, donde el presidente, jugadores, el entrenador y el utilero, tenían la misma potestad del voto.
Doctor
El balón de fútbol para Sócrates fue una latente presente, al igual que los libros. Su padre, un entusiasta de la filosofía griega, le inculcaba que ejerciera una «profesión digna».
Raí, hermano de Sócrates, recordaba que, «a veces me despertaba a las 3 o 4 de la madrugada y él estaba leyendo. Mi padre era un apasionado del conocimiento» (ESPN). Tal vez, en una de esas charlas padre e hijo, nació su inclinación por la medicina, especialmente por la pediatría. «Sócrates Souza, pediatra», colocaba en el cartel de bienvenida de su hogar.
Puño en alto
São Paulo, el rival. Estadio de Pacaembú, con 37.000 personas en las galerías. Llegó la hora del ingreso de los jugadores a la cancha, entre ellos aparecía un joven de pelo ondulado, alto y mirando fijamente a las gradas. Sócrates, El Doctor.
Brazo derecho, puño apretado y sonrisa sin culpas. No era un baile, era más que una celebración, un desafío contra el poder. Así fueron los ideales de Magrao contra la dictadura y el racismo.
El 16 de noviembre de 2021, el equipo femenino del Corinthians dejó ver que las leyendas no mueren. Adriana, futbolista del equipo brasileño, recibió actos raciales, donde la llamaban «macaca». Tras el partido, el plantel completo y equipo técnico levantaron el mismo puño del referente inmortal.
Jugué los mundiales del ’82 y ’86 en una maravillosa selección. Conocí el calcio en la Fiorentina. Fui técnico. Sigo siendo médico. Escribo crónicas para un diario deportivo y poemas que ponemos canciones en canciones con amigos músicos. Pero esa fue la época más exultante de mi vida. Dos años y medio que valen por 40 de felicidad
El Doctor Sócrates
Deja una respuesta